Aunque
en general, durante la creacion de las pinturas que componen esta exposicion el
paso ha sido firme y seguro, en momentos, he vacilado.
Te
miras la obra cincuenta veces, la retocas, le añades o le quitas elementos...
Hasta que te hartas, la tapas y vuelves a
empezar.
Uno se
lo pasa teta, es la version pictorica del eslogan anarquista que rezaba que
para construir primero hay que destruir.
Es
divertido ademas, y por eso lo documento para mis queridos lectores, ver como
evoluciona y se transforma, casi, casi, ajeno a las manos de uno mismo.
Y el
subconciente se pone a trabajar y aparecen como por arte de magia viejas ideas
y antiguos personajes, como ese Batman de cuarto oscuro y los cupidos, que en
otro post ya fueron presentados.
En
este ultimo tramo de la obra, aparece otro viejo amigo, que no es otro que uno
de los protagonistas de Las 120 Jornadas de Sodoma, la sobrevalorada obra del
Marques de Sade, recuperando una idea de un triptico sobre la obra, a la que
todo hay que decir, llego a traves de Passolini y su Salo o los 120 jornadas de
sodoma.
Despues
una amiga, que en ese momento estaba representando una obra de teatro sobre la
figura del divino Marques (donde una de las actrices principales recitaba un
monologo sobre la caida de cera sobre su cuerpo que le erizaba uno el vello… perdon, que ponia los pelos
como escarpias) me regalo el libro. Que aun guardo como oro en paño.
Alla va todo el proceso.
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